Alguna vez nos unimos al “coro” que reclamaba “escuchar” a las redes sociales, blogs y demás medios 2.0 para analizar opiniones, y en función de ellas, tomar decisiones. Después de lo visto en los últimos meses, llegamos a la conclusión que en muchos casos la elección de los medios sociales como fuentes de información debería ser una decisión muy bien valorada, porque los resultados podrían ser poco útiles o contraproducentes.
La principal característica que debe cumplir una fuente de información es la fiabilidad, y desde hace mucho tiempo vemos como se venden y comparan comentarios o tweets que hablen bien de empresas, servicios o productos sobre los que no se tiene ni experiencia o conocimiento. Esta práctica se denomina astroturfing, y al parecer empresas que se autodenominan “especialistas” en SEO (Search Engine Optimization, Optimización/Posicionamiento en buscadores) se han excedido en el retoque de reputaciones 2.0, tanto, que han motivado la intervención del FBI para desmantelar una red, de ámbito internacional, por inundar internet con falsas opiniones.
Lamentablemente el FBI no dará abasto para desbaratar las redes de falsos SEOs, Community Managers y demás inventos creados alrededor de Internet en todo el mundo para “retocar” opiniones 2.0. Ante este panorama, volverá a ser más recomendable utilizar las clásicas técnicas de la estadística para recopilar información u opiniones: la encuesta y la experimentación.
Es indiscutible que las opiniones se pueden manipular, y de hecho cada vez pasa más. En mi experiencia personal, busco opiniones sobre cualquier cosa que me interese (y cueste dinero …), y lo único que me asegura el éxito es la búsqueda personalizada, la paciencia y tener tiempo. No creo que hoy exista ninguna herramienta que pueda reproducir la experiencia humana (todo llegará).
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