“Crear nuevos productos con la colaboración del cliente”, “diseñar mejores experiencias para el usuario”,… estas frases tan usadas suena muy bien, aún se «venden» y si le ponemos un nombre en inglés, mucho mejor.
Buscando una definición de Co-innovation, nos quedamos con la siguiente:
“Coinnovación” es un modelo que parte de la unión de dos importantes conceptos, la innovación y la colaboración. Se fundamenta en una visión abierta de la empresa. Esta apertura para innovar se materializa con la colaboración con distintos “stakeholders” (o agentes implicados) que pueden ser internos o externos a la organización.
¿Pero cuáles son sus límites? Si un fabricante de software lanza un producto al mercado, clientes ilusionados lo adquieren inmediatamente, pero se encuentran que el software tiene errores que se traducen en no menos de una docena de “actualizaciones” o la corrección de alrededor de 1.000 “issues” en menos de un año y si además el usuario debe inventar soluciones alternativas (o workarounds, en inglés suena mejor), ¿esto es “co-innovación”?
Sin mencionar marcas o nombres de productos, las experiencias enseñan que ante un nuevo producto, lo recomendable es esperar por lo menos un año, para que el producto “madure”, siempre habrá “usuarios ilusionados” que lo adquieran inmediatamente que “colaborarán” en su “maduración”.