Los sesgos en la toma de decisiones

En la toma de decisiones no basta un buen sistema de información, como señalamos en una entrada anterior, el adecuado control de nuestras emociones puede encaminarnos a decisiones más acertadas. Hay varios artículos sobre el proceso decisional, por ejemplo, en el artículo de referencia se señala cuatro “sesgos” en la toma de decisiones, para lo cual se mencionan sugerencias al respecto, esta publicación se basado en la teoría WRAP (acrónimo formado por las iniciales de las soluciones para evitar estos sesgos).


En la toma de decisiones no basta un buen sistema de información, como señalamos en una entrada anterior, el adecuado control de nuestras emociones puede encaminarnos a decisiones más acertadas. Hay varios artículos sobre el proceso decisional, por ejemplo, en el artículo de referencia se señala cuatro “sesgos” en la toma de decisiones, para lo cual se mencionan sugerencias al respecto, esta publicación se basado en la teoría WRAP (acrónimo formado por las iniciales de las soluciones para evitar estos sesgos).

Los sesgos en la toma de decisiones son los siguientes:

  1. Los marcos estrechos. Son la tendencia común que tenemos al definir nuestras opciones de un modo demasiado acotado, con el fin de verlas en términos binarios. Por ejemplo, nos preguntamos: ¿Deberíamos hacer esto o esto otro? En lugar de platearnos de este modo una situación, deberíamos preguntarnos: ¿Hay alguna manera de hacer esto y esto otro? Con frecuencia nos encontramos atrapados en un marco estrecho en el que se destaca una alternativa a expensas de las otras.
  2. Sesgo de confirmación. Un hábito normal en nuestras vidas es desarrollar una creencia precipitada acerca de una situación y luego buscar información que refuerce esa creencia. Cuando la gente tiene la oportunidad de recopilar información, es más probable que seleccione aquella información que respalda su actitud, sus creencias y sus acciones preexistentes.
  3. Las emociones a corto plazo. Cuando debemos tomar una decisión difícil, nuestros sentimientos se agitan. Repetimos los mismos argumentos en nuestra cabeza. Nos desesperamos por nuestras circunstancias. Cambiamos de opinión de un día para otro… Levantamos tanta polvareda que no podemos ver el camino a seguir.
  4. El exceso de confianza. La gente cree saber más de lo que en realidad sabe sobre el futuro. Tenemos demasiada confianza en nuestras propias predicciones debido a que, centramos nuestra atención en la información que tenemos a mano, y luego sacamos conclusiones a partir de esa información.

Cómo contrarrestar nuestros sesgos

Un proceso normal de toma de decisiones, habitualmente se lleva a cabo en cuatro pasos, cada uno de estos pasos puede verse influenciada por algún sesgo. A continuación, se señalan estos pasos con la posible solución que evite la influencia de los sesgos:

  1. Nos encontramos con una elección. Pero un marco estrecho hace que no tengamos en cuenta algunas opciones. Sugerencia: Ampliemos nuestras opciones (Widen your options).
  2. Analizamos nuestras opciones. Pero el sesgo de información nos lleva a recopilar información interesada. Sugerencia: Pasemos nuestros supuestos por la prueba de la realidad (Reality-test your assumptions).
  3. Tomamos una decisión. Pero las emociones a corto plazo, a menudo, nos tentarán a tomar la decisión equivocada. Sugerencia: Tomemos distancia antes de decidir (Attain distance before deciding).
  4. Luego vivimos con ella. Pero, a menudo, confiaremos demasiado respecto a lo que deparará el futuro. Sugerencia: Preparemonos para estar equivocados (Prepare to be wrong).

Referencia:Harvrd Deusto (Nro. 232 – Marzo 2014)

Un sistema de información no basta para mejorar la toma de decisiones. (Distinguiendo entre emociones incidentales e integrales)

En más de una ocasión hemos señalado que la adopción de un sistema de información con la más “avanzada” o “costosa” tecnología no es garantía para que una organización tome mejores decisiones, por encima de cualquier infraestructura tecnológica o software “inteligente”, están las personas responsables que harán uso de los “outputs” como las que podría bridar una instalación de Business Intelligence.


En más de una ocasión hemos señalado que la adopción de un sistema de información con la más “avanzada” o “costosa” tecnología no es garantía para que una organización tome mejores decisiones, por encima de cualquier infraestructura tecnológica o software “inteligente”, están las personas responsables que harán uso de los “outputs” como las que podría bridar una instalación de Business Intelligence.

Un estudio que examina cómo la Inteligencia Emocional afecta a la toma de decisiones (Profesor Stéphane Côté) señala como elemento clave en esta tarea, el saber comprender el origen o causas de las emociones, debido a que las emociones permanecen con nosotros e influyen en nuestra mentalidad y trabajo diario.

Cuando tomamos decisiones, existen dos tipos de emociones que podemos sentir: incidentales e integrales. Las emociones incidentales son emociones que sentimos ante una decisión y que no guardan ninguna relación con dicha decisión.  Por ejemplo, cómo nos sentimos porque hemos tenido un trayecto en coche al trabajo extremadamente frustrante, o porque hemos tenido una discusión con nuestra pareja esa mañana antes de ir a trabajar.  Aunque las emociones incidentales provienen de otras  fuentes, son llevadas a una situación de toma de decisiones, y se experimentan mientras se toma la decisión.

Al contrario de las emociones incidentales, las emociones integrales son emociones causadas por la decisión en sí. Llegan, por ejemplo, cuando pensamos en los parámetros de la decisión o en sus implicaciones. Estas emociones pueden, de hecho, ser bastante útiles. Si pensar detenidamente en una decisión nos causa ansiedad, eso supone una información útil: puede ser un signo de que necesitamos ser cautos y de que deberíamos ser potencialmente más reacios a correr riesgos con la decisión que a buscarlos.

El estudio señala que resulta importante que las personas deben saber distinguir el origen de sus emociones y evitar que estas influyan erróneamente al momento de tomar decisiones. De este modo, las personas podrían seguir las siguientes pautas antes de tomar una decisión importante:

  • Identificar cómo se siente
  • Determinar por qué se siente así. Si siente enfado o ansiedad, determinar ¿cuál es la razón? ¿es de origen incidental o integral?
  • Si es de origen integral, basada en la decisión misma, pensar más detenidamente en su significado. Si es de origen incidental, probar técnicas para reducirla (por ejemplo, con relajación), el simple hecho de reconocerla y distinguirla hará que mentalmente se separe la ansiedad de la desición que se desea tomar.

Referencia: Revista Harvard Deusto 234 (Mayo 2014)