Un sistema de información no basta para mejorar la toma de decisiones. (Distinguiendo entre emociones incidentales e integrales)

En más de una ocasión hemos señalado que la adopción de un sistema de información con la más “avanzada” o “costosa” tecnología no es garantía para que una organización tome mejores decisiones, por encima de cualquier infraestructura tecnológica o software “inteligente”, están las personas responsables que harán uso de los “outputs” como las que podría bridar una instalación de Business Intelligence.


En más de una ocasión hemos señalado que la adopción de un sistema de información con la más “avanzada” o “costosa” tecnología no es garantía para que una organización tome mejores decisiones, por encima de cualquier infraestructura tecnológica o software “inteligente”, están las personas responsables que harán uso de los “outputs” como las que podría bridar una instalación de Business Intelligence.

Un estudio que examina cómo la Inteligencia Emocional afecta a la toma de decisiones (Profesor Stéphane Côté) señala como elemento clave en esta tarea, el saber comprender el origen o causas de las emociones, debido a que las emociones permanecen con nosotros e influyen en nuestra mentalidad y trabajo diario.

Cuando tomamos decisiones, existen dos tipos de emociones que podemos sentir: incidentales e integrales. Las emociones incidentales son emociones que sentimos ante una decisión y que no guardan ninguna relación con dicha decisión.  Por ejemplo, cómo nos sentimos porque hemos tenido un trayecto en coche al trabajo extremadamente frustrante, o porque hemos tenido una discusión con nuestra pareja esa mañana antes de ir a trabajar.  Aunque las emociones incidentales provienen de otras  fuentes, son llevadas a una situación de toma de decisiones, y se experimentan mientras se toma la decisión.

Al contrario de las emociones incidentales, las emociones integrales son emociones causadas por la decisión en sí. Llegan, por ejemplo, cuando pensamos en los parámetros de la decisión o en sus implicaciones. Estas emociones pueden, de hecho, ser bastante útiles. Si pensar detenidamente en una decisión nos causa ansiedad, eso supone una información útil: puede ser un signo de que necesitamos ser cautos y de que deberíamos ser potencialmente más reacios a correr riesgos con la decisión que a buscarlos.

El estudio señala que resulta importante que las personas deben saber distinguir el origen de sus emociones y evitar que estas influyan erróneamente al momento de tomar decisiones. De este modo, las personas podrían seguir las siguientes pautas antes de tomar una decisión importante:

  • Identificar cómo se siente
  • Determinar por qué se siente así. Si siente enfado o ansiedad, determinar ¿cuál es la razón? ¿es de origen incidental o integral?
  • Si es de origen integral, basada en la decisión misma, pensar más detenidamente en su significado. Si es de origen incidental, probar técnicas para reducirla (por ejemplo, con relajación), el simple hecho de reconocerla y distinguirla hará que mentalmente se separe la ansiedad de la desición que se desea tomar.

Referencia: Revista Harvard Deusto 234 (Mayo 2014)

Autor: anibal goicochea

anibal goicochea mendo Formador y Consultor Informático, especialista en Business Intelligence, Planificación, Presupuestos, Consolidación Financiera y Datawarehousing con soluciones basadas en SAP BW/HANA, SAP BPC y SAP BusinessObjects BI, entre otros productos.

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