Algunos medios se “escandalizan” por la información que va aglutinando empresas como Google u otras dedicadas también al negocio del Web 2.0 (aquí una muestra), pero ¿qué sería de estas empresas si no procesaran los datos que generamos?, simple, no existirían. Nuestros datos son el «precio» que pagamos por usar sus aplicaciones “gratuitas”.
Hay “infografías” de todos los tipos que dejan como los “malos” de la Red, a Google y demás negocios 2.0. Es sobradamente conocido que estas empresas analizan nuestros datos utilizando técnicas como la minería de datos (como explica Yahoo! en este artículo).
Considero que estas «capturas» de datos, del tipo: dónde entramos, desde dónde, cuándo, etc. es irrelevante, será suficiente con que valoremos antes las consecuencias de utilizar una aplicación 2.0, teniendo en cuenta que todo lo que publiquemos será publico siempre, por más privacidad que definamos. Más “preocupación” nos debería causar prácticas “lejanas” (que esperamos que no se repliquen más) como las que se comentan en el artículo siguiente, aplicadas en procesos de selección de personal, que consisten en solicitar al candidato a un puesto de trabajo, el usuario y contraseña de su red social o pedirle que sea “amigo” de otro miembro del proceso de selección.