Una implementación de una solución informática no culmina con el denominado “pase a producción” y menos aún, todo lo hecho, será “para siempre”. La maduración y evolución son indispensables en un sistema para que siempre cubra las expectativas y necesidades de los usuarios. Expectativas y necesidades que variarán en el tiempo porque los entornos evolucionan constantemente.
Para encaminar la maduración de un sistema se debe contar con un plan de monitorización y optimización, calendarizado por diferentes períodos de tiempo, plan que no tan sólo cubra el aspecto técnico, sino que también contemple los feedbacks funcionales.
El gran objetivo es cubrir, constantemente, las expectativas de los usuarios, las cuales podrían circunscribirse en las siguientes categorías:
- Disponibilidad. Asegurar la accesibilidad cuando se lo necesite, garantizando la comunicación entre los componentes y controlando que las aplicaciones no produzca errores graves que impidan las entradas o consultas de datos.
- Rendimiento. Se debe controlar tanto en la introducción de datos como la ejecución de los procesos en segundo plano. Cada uno de estos dos aspectos requiere un control por separado.
- Integridad. Asegurar la integridad de datos, la cual puede perderse por errores en la conexiones, fallos en el hardware o redes, software desactualizado, etc. Así mismo se debe contemplar un plan de recuperación ante fallos y copias de seguridad.
- Seguridad. Brindar garantías que las personas indicadas accedan a los datos de su responsabilidad para realizar las tareas que le corresponden. Informar y auditar.