Tres años de prisión y 6.000 € por “robar información, confidencial y estratégica” para la empresa. Se trata de una sentencia sin precedentes, en la que están implicadas dos empresas consultoras.
En resumen, un trabajador, en su último día de trabajo en la consultora Alten, a la que había comunicado su baja voluntaria, envío “información confidencial” desde su cuenta de correo de empresa a su cuenta de correo personal y al de una ex compañera de trabajo y al día siguiente se incorporó a Kxiop, una consultora creada por ex trabajadores de Alten.
¿Es una condena justa o simplemente un buen escarmiento? ¿Curriculums, listados de clientes y algunas propuestas económicas pueden hacer peligrar el funcionamiento de una empresa consultora ya existente o a partir de estos documentos se puede crear una nueva consultora?
Esta sentencia deja un precedente importante para una falta que siempre resulta difícil de comprobar, aunque en este caso el autor eligió la vía más evidente para detectar y comprobar.
Referencia: Diario Expansión

