“… nos encontramos con organizaciones que podemos calificar de obesas porque tienen demasiado de todo; barrocas, ya que se preocupan más por los adornos que por la esencia; hiperactivas porque nunca encuentran la paz, e histéricas porque se crean problemas sin necesidad y se ven forzadas a tomar pastillas para eliminar sus fantasmas.” (Gabriel Ginebra – “El Japonés que estrelló el tren para ganar tiempo”)
Ken Segall, el que fuera unos de los principales miembros del equipo creativo de Apple, en sin duda su mejor época, cuando la dirigía Steve Jobs, nos brinda la siguiente definición sobre simplicidad: “La simplicidad es aquello con lo que los seres humanos se sienten instintivamente cómodos. Es equivalente a claridad, evidencia y ausencia de confusión. Se trata de una cosa que es fácil de recordar y difícil de olvidar. La complejidad por el contrario, es justamente lo opuesto. Se requiere trabajo adicional para absorber o apreciar los contenidos, implica muchas opciones y le falta orientación y sentido común”
Adoptar la simplicidad como filosofía empresarial no es fácil, a pesar que puede influir positivamente en los costes de la organización y en el valor que perciba el cliente, nos encontraremos con barreras tales como la “cultura de empresa” que impedirán agilizar las decisiones, reducir los equipos de trabajo con sus numerosas reuniones interminables o inclusive, seguiremos complicando la propuesta de productos a los usuarios/consumidores. Como señala de ejemplo la entrevista de referencia: Dell ofrece 19 modelos diferentes de ordenadores portátiles y HP, la friolera de 49 modelos. Ambos son casos de proliferación de productos que manejan una línea demasiado complicada. Esto sucede, normalmente porque una empresa está tratando de complacer a todo tipo de cliente y cree que “más es mejor”…
Resumiendo, para Ken Segall el concepto de simplicidad implica seguir las siguientes pautas:
- Motivar (o no desmotivar) a los equipos
- Trabajar con equipos reducidos
- Reducir las opciones
- Tener presente al consumidor
- Usar imágenes para transmitir conceptos
Referencia: Revista Harvard Deusto Marketing y Ventas (número 112, páginas 20-24)
Excelente artículo. No conocía a Ken Segall, ¡muchas gracias!
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Hola Jose Manuel,
Las gracias a ti por tus palabras y visita.
Saludos
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